Groovy kind of love
El botón de escape era la ventana de su cuarto.
“Tripulación, preparados para el despegue” - decía susurrando y haciendo gestos con sus manos simulando un avión. Vuelo sin turbulencias ni aterrizaje premeditado. Goce de libertad inmensa en un territorio infinito que le permitía evadirse.

Romántica empedernida, sensibilidad sin tope, miraba las nubes imaginándose saltando entre algodones rozados.

El soundtrack de su vida estaba compuesto por melodías de Phil Collins, Air Suply, Michael Bolton y Ricardo Montaner.  Las cortinas de la regadera eran el público de sus grandes interpretaciones.

La chiquilla se miraba una y otra vez más en el espejo del baño, encerrada con llave para su única privacidad. Los amores platónicos en dramas protagonizados aparecían en conversaciones imaginarias a una sola voz.

Ella, pequeña sobreviviente de las tinieblas de la asperidad. De sus manos brotan mariposas coloreando el paisaje de corazones en multicolor, dejando un dulce olor a fresas y emoción.

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